martes, 28 de septiembre de 2010

Hablar

La unión de las uniones, no será dibujada a calca del cosmos. La unión/ el complejo, los objetos que valen no por ser unidad-algo sino algo-unión. Los enlaces también son imperceptibles. Aquello se forma contrario al caos, sobre ningún plano: designa un estado en sí mismo. Sin embargo, no construir, no destruir, no destrozar, no constructivizar: los ando's y endo's que aparecen por excelencia; construyendo el gerundio. De que se dice, que de se dice el queísmo, dedeo para deístarme. Para no andar destruyendo, no declares la posibilidad última de los dos sentidos. ¿Afirmas tú ó niego yo?. De los sentidos partiendo, lo que antes se declaraba: la atribución, el estár único. A, E, I, O, U, haciéndose blandas entre los duros dientes, palabra emblandeciendo como fonema, los endos finales, la utilidad de hablar de muerte y señalar el cuerpo por delante. No decir plbr, siquiera n plbr. La lengua presionada por última vez, des-gracia de los conocidos, signos por sí que parecen signos, que devastan y prolongan el teatro detrás: porque uno dice significado, y verboidiza hasta. En primeras el niño i los otros, en últimas los otros y el niño. Zaragoza destruye el lenguaje, ni niego que no afirmo. Ni digo que español no pausa en la cúspide de sus vocales, en ese cosmos detrás del señalamiento del segundo dedo a una partícula caos. Ramificando también es crear sin afirmar ando, sin señalar tiempo si.

Espinosa Zaragoza Mario Alberto

lunes, 27 de septiembre de 2010

Circulando a bici

La trayectoria de una bicicleta se escribe, se lanza, forma líneas de reparto a partir del control de un moderador; antes nisiquiera se hablaba de objetos voladores o la carta. Antes sólo llevaba el pan de cada día. Para aumentar su vanidad, se diseñaron por montones: tamaños, colores y estilos. Ha llegado a los sujetos más extremos, a los más competitivos y a los más inocentes.

Sin movimiento, puesto que se aprisiona en la sala. Luego, avanza por todos los rincones posibles. Si eres joven: úsala y se hace el mandado; regresa un poco el tiempo: es un valor de diversión y exploración. Puedes correr al futuro frente a tu hijo, tú vas empujando desde su espalda, él sobre ella. Ambos manejan sobre 4 ruedas.

Desde que un hombre ocioso e ingenioso inventó la rueda, se sabía que después de muchos siglos ensamblaría en un aparatejo perfecto o un transporte elegante, si se prefiere. En sus calles, su uso peligroso, de la acera a la otra. Aunque observar los círculos atiborrados de mediatrices girando, siempre será un placer.

¡De prisa!; suban a sus biclas, que van a empezar "las carreritas". Los que no dominamos el manubrio para dar vueltas, recorreremos zigzageando en línea recta. Evitando la caída.

Espinosa Zaragoza Mario Alberto

viernes, 17 de septiembre de 2010

Piscina

A Pablo [Confabulario]-Juan José Arreola

Pez grande se come al chico
y entre otras cosas
el chico se come a otro
a un cualquiera
que no sea como un ensayo de su genealogía
mientras sea un canibal de herencia
Pez grande se come al chico
como paradoja que el chico
no puede hacer comiendo
y desde afuera, con palomitas
Pablo lo observa todo.

Espinosa Zaragoza Mario Alberto

Desolación, de-solación, de oración

Puede estár fuera de primavera una flor. Tan improbable se vuelve que hallemos dentro de la flor una estación entera. El brillo del mundo, a veces se reduce a una gota de sudor. Cuando suda la bebida anuncia: le incómoda el instante a/gota. O fractal/sol a fechas de todas fechas. Un poeta se puede volver sentencioso. Narrar todo con sentido hace la línea: poeta-juez son uno. El juicio casi siempre finaliza el enunciado. El jardín también puede ser el suspiro, Faustine. Unos lentes de Sol nos dicen que no existe: los ojos-luz-sol desaparece. El sentido tampoco está; pero se puede esclarecer en la cara de un niño sin juguete. El viento se diferencia: los labios de alguien ó el veintilador, sino vayan en dirección idéntica. Se puede oler una flor, una por una, sus tallos juntos: en primavera como burro al juicio de un zoopoeta ó la erotización de la voz-viento al oído de alguna oreja.

Espinosa Zaragoza Mario Alberto

martes, 14 de septiembre de 2010

Borrador

Cayó un relámpago como estallido
sobre el borrador que salía de la hoja
temé incluso el lobo
de la tinta del lápiz que escapa al otro cuerpo
es de noche: suena el aullido.

El caracol anhela crecer su cuello
cual de jirafa espiral a su concha
y la tinta presiona manchas.

Entonces el borrador protesta
y borra
y borra y borra
que ni el sonido suene
lo que la mosca manifiesta
una a una las palabras resbalen
y borra y borra
así la expresión zigzag
del estruendoso relámpago tinta de luz
que al cielo pinta otra mancha/ fatal.

Espinosa Zaragoza Mario Alberto

sábado, 4 de septiembre de 2010

Lluvia-Araña-Voz.

Expresiones de urbanidad al sufrir el diminutivo: los cánticos: un probable acercamiento a las intuiciones del pasado. El niño se vuelve a cantar con melodía, el escucha interpreta como un simple canto popular; desde el grupo: una petición, sin embargo, un descubrimiento de la escena, de la representación de la miseria arácnida.

Huitzi, Huitzi, araña, eso que puede evocarse a una actividad itinerante de una persona de edad media. La expresión asombrosa del lenguaje somático, volcada la alegría incluso hasta lo más profundo de la sonrisa del niño, luego sus manos y sólo así la contemplación de un acto sin contradicción de épocas: porque la telaraña debe caer, la araña no es esa cosa, a pesar de que es el radical de la yuxtaposición; puesto que su figura se marchita, es decir, cae con las gotas.

Los rituales: las danzas y otras expresiones artísticas que plagaban las eras prehispánicas señalan una semejanza entre la lluvia y sus pasos, de forma análoga. El anciano siempre luce contemplativo, a pesar de que el hombre tenga una esperanza de vida al nacer desfigurada con el paso de los siglos. La llegada de los españoles trae consigo la educación asignada como institución esencial; de lo anglo nos hemos llenado de kinders, además, de otras cosas. Diremos que se discute el salto de los pies a la garganta, ese puente azul que lleva la mercancía dentro de barcos, cómo un delirio de Verne. Ahora todo el occidente se presenta en las ansías de un niño, que analiza la ventana: lo que ahí fuera de ella; luego entonces, sale el sol, se seca la lluvia. Se sabe que sus manos jugaron con tierra, vibraron nerviosas al aire y señalaron sin pudor alguno: el primer sustantivo, luego el verbo: valoración de fenómeno y objeto.

Espinosa Zaragoza Mario Alberto