martes, 25 de enero de 2011

Recuerdo del acto

Lo visual es un perico con afasia, un organismo con plumas, un órgano. Hace tantos años que la fonación se repetía; de la garganta hacia afuera. El pico pasaba las semillas pintaba a la manera del artista. Patas, y entonces tome su cadáver y le enterramos juntos; así sea que sólo le faltaba el diseño de su epitafio. Plumitas, huesos, lengua. La jaula para aves es casi territorio donde nisiquiera se diera la libertad para un pulgar arriba, usted no lo asiente de eso estoy seguro. Empieza por recurrir al se acaba el lenguaje, el veterinario me dice; yo me tapo los oídos para no escuchar, Abre su jaula, el perico pela los ojos. Plumitas, huesos, lengua. Al mismo tiempo, yo seguía la trayectoria de la piedra. Dentro del cráneo, busca. Tócate el cráneo, así sea que se requiere perforar de una manera, las fosas nasales incluso, qué imagen más indurable. Los objetivos toda la vida fueron claros, y la brillante idea era seleccionar con el azar determinadas palabras para hacer un epitafio, idea más tonta, porque yo le quería leer al perico el diccionario. Plumitas, huesos, lengua. Reiteraba al hombre que no tenía sentido que procediera a alterar mi voz a la del perico. Entonces la lesión se debe a la piedra, a la piedra misma, al tope hueso, corteza cerebral. Si uno busca hormigas usa la lupa, luego la ligera idea de intentar hacer los mismo con los recuerdos. Plumitas, huesos, lengua. Así se vayan perdiendo palabra por palabra, volteaba el diccionario, y luego empieza por la Z. Todo está en la cabeza, ponerse de cabeza es hacer desorden tal sea el ruido de mi perico que estaba aprendiendo el arte de gritar. Pluma por pluma las junté e hice el regalo para una almohada. En un espacio tal que cada cosa tenga los atributos descriptivos del otro. Plumitas, huesos, lengua. Con toda y esa saliva, estaba enviando una carta hacía el cementerio, al abrirla me dijeron en respuesta: ¿qué hacemos por él?. Yo vi que el verde de ese pasto era inútil, dije: unos girasoles aquí, muchas semillas. Había puesto la piedra en su jaula simulando que todo era una cárcel. El veterinario estaba buscando la palabra corteza en el diccionario mientras yo masajeaba mi propia cabeza con la impresión de llegar al prometido cerebro, de esa forma hay corteza le explicaba la cortesía, mientras tanto. Palomitas, huesos, lengua. Imaginaba que el hombre entendía que quería una solución para producir un ruido similar al del recuerdo. Caminaba por el cementerio ansioso, y escribí otra carta. Estaba pidiendo una cura, el perico no podía repetir mi vida en esa lengua tan extraña.

Danté Manzana

viernes, 21 de enero de 2011

Persecución del hambre y la arborescencia

En tanto que unos puntos se transladaban, todo dice constantemente, incluso mi manzana me hablaba y me decía. El color verde, todo dice eso mismo en reiteración, yo recuerdo si se te olvida, mi manzana acababa en el límite de mi mano, la izquierda giraba, y todas las muelas aplastaban, masticar es la última acción de un pescadito que me comí vivo, lo que no continuaba era como los gritos de la calle distraían mi primer pensamiento, los huesos bien tensos, los músculos, el primer hombre que da la mano, no me interrumpas, lo espacial, una manzana quebrada, amarillo. Dos cosas pueden pasar al mismo tiempo, pero mi ojo derecho iba hacía otro lado. Lo que implica mis labios pegados al alimento, no es beso eso, primer contacto, una mordida. La manzana y demás, digestión mucho tiempo, miraba a todos lados y una semilla dentro, algunas agua regar crecer; la continuación de la historia la saben. Árbol, bosque y conjunto/ Masticar un tronco no es posible.

Danté Manzana

domingo, 16 de enero de 2011

Punto en la línea del tiempo

Dedicado al decir que te corretea todo el tiempo

Dibuja un cuerpo a la manera de Beckett, han pasado muchos años desde que la claustrofobia es un padecimiento constante. Y luego, los más dicen: hay que buscar que el aislamiento sea lo multiple en un espacio reducido, la convención, las maneras, a un tono de voz de taza de té, acomodo la boca justo con respecto a la sugerencia del recuerdo de niño. Confrontar con mis dibujos viejos, con mis falsos trazos perfectos, qué falso sería un trazo que no existiera, pero en qué momento, si se borra a la manera de mi primer dibujo, tachones, talones tenía discretos. Un acompañante puede ser una línea, si usted lo desea haré las paralelas, perpendicular que justo en medio pinta un segmento AB, digo en vertical, sube flecha, allá va. Hace tanto tiempo que nací, dícese la Mesénquima. ¿Cómo me dijiste? Mesénquima. El capricho consiste en hablar y hablar y hablar, porque eso nos dice borra el silencio y te queda un grito, quédate grito. Incluye la lengua, el cartilago, todo eso lleva; y la foto de un nacimiento ¿A quién le cuesta? La desesperación viene en huellas, porque uno supone que detrás de ti hay algo: un monstruo, yo lo vi. Apenas han crecido los separados incandescentes y qué bonitos se ven, la broma no va con ese rostro, Así aparece mi cara, la observas después de todo eso que hemos conversado, porque a medida que uno se describe es ponle la cola al burro, y sigue el que tropieza, da vueltas como trompo. Nisiquiera se reconoce a un niño con barba, la barba adulta, la barba roja, poblada, erase un poblado, hay de donde vienes, dice. Puedes tensar los músculos, el cartilago, tiembla el niño al nacer, un molde de gelatina llorón, llorón de toda su vida. Qué lloraba cuando dibujaba, ¿A quién? pero si el niño sin felicidad no es niño, el carro sin llantas no es una lancha; los ejemplos que se dan, el desvío, la desvariación histórica, conversé, conflictúsese, cuesace, empedrado, empiedra, batallas: ése ir y venir de jugar a las venciditas. Ese acaba, porque el lápiz puede seguir sombreando toda su vida, la sombra-imitación, no creación lo subestimas, lo tomas, qué autoestima, qué hombre, se borra. Sorpresa. Un último comprador que da y dice: estado de estarte, quédate ahí, seguro llega. Hasta las plumas tienen corrector, te lo aseguro van pegadas a las alas. Ve pasar el primer grito de posición fetal. Todo es el glamour de la posición, en esa historicidad que consume hasta quedar pasita.

Danté Manzana

miércoles, 12 de enero de 2011

Desierta manera

El oído percibe la actual. Zaragoza está enfermo, tiene un pie fuera de su cuerpo, a pesar de eso no hay la cama del descanso. Decimos constantemente que imagines la explosión. [Pumm], hay está el desierto, la luz extiende el cuerpo, el brillo es un dilatador natural. Siempre que alguien tenga la certeza de acudir a pronunciar la palabra última [palabra entre las palabras] hace una oración más o menos curiosa, una transversal discreta que reduce lo vivido. Vivo que vives, apareces por gritos/ la forma ruidosa es un incremento, sientes la tensión en los oídos: justo ahora. Se olvidaba que la inclusión de la bomba en un día cualquiera es el punto final. Mas ahora basta poner el silencio de cabeza y buscar mutilar la lengua, acá nadie habla Zaragoza es un niño y apenas y tiene el primer diente apenas, y además olvida la primera letra A. Marca el segmento, el creciente, la contracción hasta llegar a la oreja. Tenía la experiencia de acudir con una vaca, las hacía callar y con una Onomatopeya más o menos estruendosa decía [mu] un algo sin letras que no conoces sin la frecuencia. Se acaba, considerese al granjero como el primer avance de lo primitivo. Lo primario también escribe signos propuestos como códigos, en tanto que aparezcan los primeros órdenos citadinos, sigue oliendo a Napalm, siente Zaragoza. toca tu brazo, y el órgano, la nariz se incomoda. Simple cuestión de ponerse los granos de arena. Opciones para que haga su propio reloj, llena, adquiera el primer reloj de sol. Una última tecnología de un hombre sediento, moribundo. Dénme un terreno extenso y nuestra orientación será desértica. De cierta manera, el polvo es la analogía perfecta de muerte/ átomos, que digo todo va caliente. El griego como primera pólis, el griego occidental que viste, el griego que asevera: yo no necesito eso, ¿Cómo para qué?. Poder del límite, las posibilidades que ibamos trazando, la curva del primer oleaje desértico, eso. En una conversación la propuesta cruzaba los cuerpos. Yo[intenso] cuerpo-Zaragoza[muerto] tú[desplazamiento] tantos más dentro del espacio escuchaban lo actual/ la mirada precisa del momento deseado. Bomba.

Danté Manzana

sábado, 1 de enero de 2011

Coloratura del aire

El viento/ sopla la sopa. Está tocando la trompeta, Milles Davis. Sobre los colores se puede hablar rápidamente, yo podría describir el rojo en el cabello de una mujer; luego, muy espontáneamente ver el gris de una nube. La tristeza es la disminución de la potencia, pero vale más una carita triste para hacer la pre-lágrimas. Primera prueba: la cebolla. Los buenos actores pueden llorar/ los niños lo hacen a la manera del desesperado. De tal forma, me hice una enselada y decidí acabar con todos los vegetales que tenía en el refrigerador, partir esto y aquello, consulte las recetas, consulte los aderezos. Los meseros sirven para recibir propinas-Confrontar con los perros de reserva. La línea de una luz diagonal de una ventana abierta se escapa [Los colores se hacen]. El viento, aspas, molino, material plástico, un palito. Fricción es lo que puede detener los pasos de un niño acelerado. Y la boca por donde sale el aliento, se presta para su juego. Diversión que sustituye a la mirada ociosa a la primer nube/ brillosa, sol nos dice funciono como foco artificial. El calor también sale de la misma boca.Sopa. Línea vertical que trazo la primera mediatriz que al centro se secan todas, porque la naturaleza (aventaba) como nunca. En el lugar del nunca. cuantos nuncas como flores, cuantos como árboles verdes que averdezaban el cielo y mi ensalada. Aún quedan las ganas de leer un epitafío que rime con broma. La horizontal le sobra al horizonte de donde sale el sol. Ahí los vi a todos/ reunidos/ sin contarlos como podrían haber hecho mis dedos/ mis dedos se tocaban a si mismo. Dedos tapaban la boca del niño, tenía frío. Nada tiene que ver el rehilete con invierno. Rehilete enunciaba todas las luces. Giraba como si hiciera falta el frío, como si Davis como nunca se agotará, agitado como la bebida de lágrimas, ver el atardecer con las nubes irresistentes a su ausencia de color, a la sobresaturación de brillo.

Danté Manzana